Somos el pueblo originario de Tzawata. Luchamos por recuperar nuestro territorio ancestral, hoy en manos de una transnacional minera. No nos rendiremos, la tierra es nuestra vida, abajo la minería destructora!!!


Cronología

Es conocido que a finales del siglo 19 e inicios del siglo 20, el arrebatamiento primigenio de las tierras amazónicas se da a partir de la incursión de misiones religiosas y comerciantes de caucho, oro, quinina y ganado que instauran un régimen hacendatario.

Así, según los testimonios de pobladores, en 1910 llegó a la zona Carlos Sevilla, un hacendado proveniente de Nuevo Rocafuerte que se posesiona a la fuerza de estas tierras  haciéndose llamar dueño de ellas y patrón de sus habitantes. Según relatos de los ancianos y ancianas de Tzawata, el “patrón Sevilla” llegó para explotar a la gente haciéndolos realizar trabajos forzados para desbrozar el monte y lavar oro. Entregaba una botella vacía a cada persona para que durante un mes la llenara de oro y se la entregara, de no cumplirse esto, los sometía a crueles castigos.

A cambio de las tierras que les iba quitando paulatinamente con engaños, les daba unos cuantos machetes, bolsas de sal y botas de caucho, que luego además se las cobraba con oro que lavaban en las minas y trabajo como peones.

El abuso y el maltrato no solo quedó allí, también frecuentemente enviaba a la gente a traer provisiones y pertenencias desde el Puyo, Shell, Mera, Baños e incluso de Quito. Tras un largo camino de una o varias semanas  a pie, los runas no solo llegaban con los encargos, sino que también traían a los familiares de Sevilla cargados a espaldas durante todo el largo trayecto. Así, con engaños y maltratos, Sevilla terminó sometiendo a los pobladores y robándoles sus tierras.

Ya para 1964 empieza una segunda ola colonizadora en la Amazonía alentada por los gobernantes de turno quienes crean en este año el IERAC (Instituto Ecuatoriano de Reforma Agraria y Colonización), además de expedir la primera ley de colonización y reforma agraria en 1973, que reconocía a los territorios indígenas como tierras baldías que podían ser ocupadas y adjudicadas legalmente por cualquier colono  que la hiciera producir con cultivos o ganado extensivo.

Es así que gran parte del territorio amazónico fue adjudicado a colonos que en muchos casos transfirieron  su dominio por compra y venta a manos de propietarios particulares (hacendados, empresas, pequeños propietarios, etc.), en detrimento de la propiedad colectiva de los pueblos originarios. Uno de estos casos es el del territorio ancestral de Tzawata.


La Merendon aduce que aunque su compañía se dedica a labores de minería, este predio (Hacienda Ila) fue adquirido pensando en implementar un proyecto turístico que por el momento no se ha podido realizar.  Sin embargo la compañía ha realizado explotación de oro a cielo abierto en varias localidades la zona de Arosemena Tola y estuvo operando en la Hacienda Ila desde el 2006 al 2008. En este último año suspende sus actividades debido al mandato minero, pero está ávida por reiniciar sus actividades en sus otras concesiones mineras al norte del cantón Arosemena Tola, ya que en la concesión de la Hacieda Ila, al parecer, el negocio no es tan rentable, y por ello la minera se ha volcado a una campaña de venta de tierras para, por un lado, dividir a las comunidades locales, y por otro generar conflictos entre los habitantes originarios de la zona y los colonos del cantón, sin poner en juego de esta manera sus intereses económicos sino, hábilmente, manteniendo el control de la venta de la tierra para captar los ingresos económicos derivados de las ventas.