FLUYE EL PETRÓLEO SANGRA LA TIERRA
La expansión de la frontera petrolera es hoy una amenaza para la vida los pueblos Amazónicos y el equilibrio ecológico de la Sacha Mama. El gobierno actual en su afán de sacar regalías para fortalecer su proyecto político reformista “socialismo del siglo XXI”, impulsa a través del aparato jurídico y la planificación estatal, un modelo extractivista que busca saquear los elementos de la naturaleza. Las fuentes de agua son mayormente perjudicadas con estas actividades extractivas, sin contar con la extinción de especies, tala indiscriminada de árboles y tráfico de madera, desertificación de suelos, enfermedad, delincuencia y muerte.
Un ejemplo de esto es el contexto de la provincia de Sucumbíos que tiene los índices más altos de cáncer, Los niveles de inseguridad y violencia en esta provincia son indiscutibles y en manos no solo de los grupos paramilitares sino además de militares y policía. Las Fuerzas Armadas han suscrito diferentes convenios con las empresas petroleras para proveerles de seguridad colocándolas al servicio de empresas, muchas veces transnacionales, y que reprimen con fuerza toda señal de denuncia o protesta de su propio pueblo, incluso colaborando para despojar de sus territorios a los poblados amazónicos que ponen alguna traba para continuar con la explotación de petróleo.
Como consecuencia de la actividad petrolera han desaparecido los pueblos indígenas, Tetetes y Sansahuaris, dos pueblos de la nororiental provincia de Sucumbíos, que sufrieron el embate de las actividades de la petrolera estadounidense Texaco desde finales de la década de los 60. En la Actualidad existen dos pueblos amenazados de extinción, los Sionas y Secoyas quienes tienen hoy solo 400 personas.
Nuestro recorrido empezó por la visita a lo que es un pozo reinyector de aguas de formación del campo Atacapi. El color del muñeco como le conocen al tubo que reinyecta es verde y los técnicos argumentan que a través de este regresan las aguas de formación de los yacimientos petroleros para no vertirlos sobre las fuentes de agua.
Sin embargo estas aguas son extremadamente corrosivas, provocan ruptura de las tuberías y contaminación de las aguas subterráneas que en Sucumbíos son hoy día la única fuente de aguas saludables, ya que los ríos y quebradas en su mayoría están contaminados. Además apreciamos el mal manejo de las instalaciones, donde las fugas de aguas de formación son fácilmente visibles.
Después caminamos hacia las piscinas de desechos petroleros, en estas se recoge el petróleo derramado para intentar recuperarlo, sin embargo, están a cielo abierto y sin ningún cuidado. Luego nos dirigimos al Campo Secoya. Aquí encontramos varias piscinas donde se recogen aguas de formación y petróleo de los diferentes derrames.
Así termina el día, con un amargo sabor y un profundo dolor e indignación pero también con una sólida decisión de decir mil veces !No al petróleo, Si a la Vida en nuestros territorios y toda la Amazonía!!
El día domingo visitamos el hogar de Doña Belia, quien tiene en su finca un trabajo de agroecológica y conservación del bosque. Ella nos contó sobre el proceso de recuperación de plantas y semillas que utilizaron nuestros abuelos. Muy amablemente nos dio la posibilidad de llevar semillas y de plántulas que ya no teníamos en nuestro territorio.
Además nos preparó una deliciosa comida con productos orgánicos de la zona. Ella comentaba que su procedencia es lojana pero que su marido era kichwa y que de el había aprendido todo ese bagaje de conocimiento. Salimos a una caminata por el bosque para conocer los hermosos de árboles sagrados que protegen ese pequeño y hermosos pedazo de tierra y regresamos para despedirnos de nuestra anfitriona y partir de regreso a nuestra comunidad.
Ahora sabemos que el petróleo destruye la vida. No queremos minería ni petróleo! Queremos nuestra vida comunitaria donde el espíritu del Sacha Runa nos guía con cantos de la Sacha Mama.
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